Agroindustria y desarrollo rural
Santander posee una gran vocación agropecuaria con cultivos emblemáticos. Según datos oficiales, entre los principales productos por área sembrada están la palma de aceite (107.515 ha), el cacao (60.078 ha) y el café (54.346 ha)[24]. Además destacan cultivos como caña panelera, plátano y frutales. Este potencial se traduce en procesos productivos dinámicos: por ejemplo, Santander es líder nacional en leche bovina y carne de cerdo (aptitud alta)[25]. La agroindustria local enfrenta el reto de adaptarse al cambio climático y agregar valor a sus productos. El Plan Departamental de Extensión Agropecuaria (PDEA 2024-2027) promueve la competitividad del sector mejorando la productividad, la sostenibilidad y la organización de los productores[26]. Este plan destaca la importancia de fortalecer la infraestructura rural, el acceso a mercados y la asociatividad campesina[26]. Recientemente se presentó una «Hoja de Ruta de los Sistemas Alimentarios de Santander» con visión al 2035, elaborada en conjunto por la Gobernación, la Universidad de Santander (UDES) y organizaciones internacionales[27]. La visión 2035 apunta a transformar el sector agroalimentario en un motor de desarrollo equitativo y saludable, con un enfoque en la innovación, la diversificación productiva y la regeneración de paisajes[27]. Por ejemplo, se busca impulsar circuitos cortos de comercialización (plazas de mercado inteligentes), encadenamientos con agroindustria (chocolatería de cacao, productos procesados de frutas) y prácticas de agricultura regenerativa que restauren suelos y agua. • Retos: La fragmentación de la producción y la baja integración tecnológica amenazan la competitividad. Es necesario mitigar riesgos climáticos (sequías, inundaciones) mediante investigación y técnicas agrícolas avanzadas. Además, mejorar la logística y almacenamiento reducirá pérdidas postcosecha. • Oportunidades: La demanda por alimentos procesados y saludables abre nichos para encadenamientos productivos: Santander puede consolidarse en agroproductos de valor agregado (como cacao fino y panela premium) para exportación. El enfoque en sostenibilidad (economía circular de residuos agrícolas[28]) puede generar subproductos (fertilizantes orgánicos, biogás) y nuevos emprendimientos rurales. • Fortalecimiento institucional: Gremios como Fedegán (ganadería) y asociaciones cafeteras impulsan programas de formación técnica y acceso a crédito. La academia local aporta innovación: UDES y UIS investigan cultivos adaptados a climas cambiantes. El sector público, con apoyos de la ADR y entidades nacionales, canaliza recursos para infraestructura rural y extensión agropecuaria (crédito blando, asistencia técnica). Los próximos diez años exigirán estrechar la relación entre las universidades y el sector productivo. Por ejemplo, los programas de formación técnica y tecnológica deben alinearse con las necesidades del turismo sostenible, la agroindustria innovadora y la gestión pública eficiente. El impulso a la investigación aplicada en agroindustria y tecnologías limpias, así como alianzas con instituciones internacionales, puede convertir a Santander en un polo de conocimiento. Esto coincide con la visión formulada para 2030: “Santander será reconocido por liderar su transformación social a partir de una educación de calidad, pertinente y para todos sus habitantes”[6]. • Fortalezas: Alta cobertura en primaria, secundaria y educación superior; centros universitarios (UIS, UDES, UNAB, entre otros) con programas reconocidos; y creciente enfoque en innovación tecnológica. • Retos: Mejorar la infraestructura de colegios rurales, dotar de internet y equipos a escuelas alejadas, y elevar la formación continua de profesores. Además, hay que fomentar habilidades del futuro (digitalización, idiomas) para que los jóvenes santandereanos sean competitivos globalmente. • Oportunidades: Programas conjuntos públicos-privados (p. ej. convenios con empresas locales y Startups tecnológicas) pueden articular oferta educativa con demanda laboral. El uso de tecnologías (aulas virtuales, robótica, agro-innovación) ampliará el acceso educativo y preparará a más profesionales para los empleos del mañana. La Secretaría de Infraestructura coordina estrechamente con los contratistas y con la Universidad Industrial de Santander (UIS), buscando garantizar diseños eficientes y de calidad. Este modelo de supervisión colaborativa busca optimizar el flujo vehicular y aumentar la valorización de los predios a lo largo de las vías[19]. El gobernador Juvenal Díaz Mateus respalda estas inversiones, que buscan convertir a Santander en un nodo logístico clave del país[20]. La inversión vial genera además importantes beneficios sociales y económicos inmediatos. Según la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI), los proyectos de cuarta generación (4G) han creado más de 30.000 puestos de trabajo a nivel nacional, con un impacto notorio en los municipios intermedios de Santander, donde la mano de obra local dinamiza la economía[21]. Estas obras mejoran la conectividad con Norte de Santander y Antioquia (por Pamplona-Cúcuta y Bucaramanga-Pamplona) y con el Magdalena Medio (por Barrancabermeja-Yondó), reduciendo tiempos de viaje y facilitando el transporte de productos agroindustriales y mineros[22][21]. • Proyectos clave: Vías 4G como Pamplona–Cúcuta, Bucaramanga–Pamplona y Barrancabermeja–Yondó, así como planes de 5G para consolidar una red más resiliente[22][21]. También se trabaja en acueductos regionales y en fortalecer la cobertura de banda ancha rural. • Retos: A pesar de avances, urge mejorar la red secundaria de carreteras, ampliar la infraestructura digital en zonas apartadas, y asegurar el mantenimiento eficiente. El ranking actual exige elevar la calidad de las vías y la conectividad para ser más competitivos [3]. • Oportunidades: Las obras viales en curso no sólo mejoran la movilidad, sino que impulsan el comercio y la inversión. Con cada tramo, Santander se consolida como nodo estratégico en la red logística nacional[21]. Una infraestructura moderna atraerá nuevas empresas, reducirá costos logísticos de la agroindustria y generará empleo en construcción y servicios asociados. A pesar de este potencial, el sector enfrenta dificultades inmediatas. Las cifras recientes muestran una caída sostenida del turismo nacional, lo que ha golpeado con fuerza al alojamiento formal en Santander. Entre 2023 y 2024 se contabilizaron cerca de 100.000 turistas nacionales menos visitando el país, lo cual afecta directamente a regiones como Santander[13]. Los ingresos por alojamiento turístico en la región cayeron un 8,3% en abril de 2025 (cuarta mayor pérdida nacional) y el empleo formal en turismo disminuyó un 3,8%[14]. Además, el crecimiento descontrolado de viviendas turísticas informales (Airbnb) ha reducido la ocupación hotelera y amenazado cerca de 150.000 empleos directos que genera el sector[15]. Frente a estos desafíos, líderes del gremio hotelero (Cotelco) proponen medidas puntuales: regular las viviendas turísticas informales, mejorar la conectividad aérea con nuevas rutas, garantizar la seguridad en corredores turísticos e incentivar productos de calidad que integren a toda la cadena de valor[15][16]. Al mismo tiempo, resaltan el amplio abanico de oportunidades de la región: desde ecoturismo en los parques naturales hasta turismo de aventura, gastronomía local y turismo histórico en los pueblos patrimonio[17][11]. • Retos actuales: Caída del turismo doméstico, falta de regulación de alojamientos informales, y menores ocupaciones hoteleras generan desempleo en el sector[14][15]. • Oportunidades: Santander cuenta con recursos únicos (paisajes, cultura, rutas patrimoniales) para el turismo de naturaleza y cultural[17][11]. Iniciativas público-privadas apoyan proyectos de turismo comunitario, apuntalando la oferta. Una estrategia enfocada en promover el “redescubrimiento” del turismo nacional puede generar cientos de empleos y dinamizar economías locales. Al mismo tiempo, la actividad económica local muestra grandes fortalezas sectoriales. El comercio regional, la agricultura diversificada y el creciente sector tecnológico han impulsado un crecimiento sostenido. Sin embargo, el índice de competitividad identifica dos retos prioritarios para los próximos años: la infraestructura y la sostenibilidad ambiental. Santander avanza tres posiciones en infraestructura vial (puesto 12) y 17 en conectividad digital, lo que indica que aún debe mejorar sus carreteras y redes de comunicación. Adicionalmente, la región enfrenta problemas ambientales (deforestación, manejo del agua) que requieren políticas urgentes. Retos y oportunidades clave en el panorama actual: - Instituciones: Santander está a la mitad del ranking nacional en fuerza institucional. Se deben fortalecer la gestión fiscal, la transparencia y la capacidad de ejecución de recursos públicos[8]. - Educación: A pesar de sus fortalezas, deben ampliarse la cobertura en zonas rurales y elevar la calidad docente y técnica. Se promueve la formación de maestros altamente calificados y programas de bilingüismo e innovación, como plantea el rector de la UIS[9]. - Tecnología: Con tasas de adopción de TIC destacadas, la región puede impulsar la industria digital y la conectividad en municipios intermedios. El IDC destaca el acceso a internet y la formación en TI como ventajas competitivas actuales. - Interacción público-privada: El informe 2025 subraya la necesidad de articular esfuerzos entre sector público, privado y académico para continuar el progreso. “Con visión, compromiso y trabajo colaborativo, Santander puede consolidarse como un referente nacional en crecimiento con equidad.
9/21/20251 min read


Noticias actuales